Desde México, mirar la casa de Guille García-Hoz en el barrio madrileño de Conde Duque es asomarse a un universo personal y emocional que, curiosamente, nos recuerda a ciertos rincones de la Colonia Roma o de la Juárez en la Ciudad de México: barrios con historia, con una mezcla de tradición y creatividad contemporánea.
Arquitecto de formación, diseñador por vocación y artesano de corazón, Guille ha hecho de su casa algo más que un espacio bonito: es un lugar que se vive. No es showroom ni estudio encubierto, sino un hogar real, pensado para estar, para compartir y para dejar que la vida pase con humor, ternura y libertad creativa.
Reportaje original de Nacho Viñau Ena. Fotografía: Nacho Viñau Ena.






Un refugio con alma y oficio
La vivienda, en una finca tradicional de Madrid con mucha luz natural, se siente cercana a esas casas porfirianas de la Roma que hoy albergan diseñadores y artistas. Cada rincón tiene piezas de cerámica modeladas por el propio Guille —criaturas oníricas con rostro de animal—, muebles antiguos con historia y guiños iconoclastas que sorprenden sin buscarlo.
El salón apuesta por la belleza encontrada; el despacho mezcla memoria y juego; la terraza, con vegetación exuberante, evoca esos patios secretos de la San Miguel Chapultepec donde uno se olvida del ruido de la ciudad. Todo está ahí por una razón. Como dice el propio Guille:
“Todo tiene un porqué, aunque a veces ese porqué sea simplemente que me hace feliz.”
Por qué nos gusta esta casa
Porque es un homenaje a la belleza imperfecta y a la autenticidad emocional. No busca impresionar, sino transmitir verdad: un lujo silencioso que conecta con la misma idea que vemos en casas mexicanas donde la historia familiar convive con piezas contemporáneas, plantas que crecen a su ritmo y objetos que se quedan porque tienen un significado.
En sus propias palabras…
- Cero postureo: “Para mí, una casa no tiene que ser espectacular, tiene que ser verdad.”
- Recuerdos: “No podría vivir en un sitio sin objetos con historia. Me gusta que las cosas me cuenten algo.”
- ¿Imperfecto?: “Hacer cerámica me ayudó a entender que lo imperfecto es también lo más hermoso.”
- Ser y estar: “Esta casa me deja ser yo. Y eso ya es mucho decir.”